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Aprender Salud

El Italiano en Salta: Nuevos desafíos de aprendizaje

Los invitamos a conocer el proyecto que lleva a cabo la Universidad en la frontera con Bolivia y Paraguay.

“Hace 200 años que esto está igual, ¿cómo lo vamos a cambiar nosotros? ¿Por qué ir a la frontera tripartita, que es un lugar incómodo, lejos? ¿Por qué no hacemos esta actividad en un barrio con carencias de nuestra ciudad?”

Sin rodeos, así comenzaron los Dres. María Rezzonico (MR) y Pedro “Peter” Daels (PD), quienes coordinan un original y complejo proyecto que ya lleva cinco años de trabajo continuo en la formación de profesionales y la vinculación con el sistema de salud local. Los invitamos a viajar al interior de Isthat, el proyecto Socio Educativo Sanitario del Instituto Universitario y el Hospital Italiano.
 



“Quizás hace 200 años que pasa lo mismo por esa misma dinámica”


“Hay muchas organizaciones que van, hacen lo suyo y se vuelven, no hay vinculación con la gente local. Al estar se va dando un aprendizaje valioso para nosotros y dejás capacidad instalada: traccionamos también a que el Estado haga lo que tenga que hacer, esté donde tenga que estar. Somos el Hospital Italiano, sabemos que tenemos mucho peso y tenemos mucho cuidado en lo que hacemos”, comienzan señalando. 

¿Cómo surge el proyecto y se decide el lugar?
MR: Surge en 2017, del encuentro de necesidades y posibilidades reales. El Instituto, el Hospital, estaban hace rato pensando en la idea, con la intención de contar con un proyecto que pudiera favorecer el desarrollo de profesionales comprometidos socialmente con el contexto de la Argentina. Y de la mano de Peter llega una propuesta de un lugar concreto, de una necesidad concreta.

PD: Llegamos casi por casualidad, en poco tiempo lo nombraron varias veces y dijimos “vamos a conocer”. Y luego de ir, recibimos una carta de la directora del hospitalito local pidiendo ayuda al Hospital Italiano. Ahí lo planteamos formalmente y, desde entonces, el apoyo es total: desde los pasajes, la casa que se construyó para que los residentes puedan permanecer y, gracias a una donación particular, la camioneta para poder trasladarnos en la zona. Que no es un dato menor porque, si bien la presencia en terreno es permanente, las caras cambian pero la camioneta es la misma. 

¿Cómo es Santa Victoria Este?
PD: Es un lugar efervescente, con mucho movimiento habitual entre Argentina y Bolivia, ya que no está cercada la frontera. Es un pueblito caluroso, con mucha lluvia en verano y mucha sequía en invierno. Y está el río Pilcomayo, que nos separa de Paraguay. 

MR: Allí se da la convivencia de criollos y de distintas comunidades de pueblos originarios (Wichis, Tobas, Chorotes y Chulupíes). Hay dos grupos de comunidades, las que están alrededor del Pilcomayo, que son un poco más sociables. Y las que viven dentro del monte, donde es mucho más difícil acceder. Ahí es donde aparecen los casos más graves, uno no llega donde debería llegar o llega tarde. El tema del acceso a la salud es principal y se ve dificultado por las distancias, la falta de transporte público, las diferencias culturales.
 

“Las comunidades, en especial las que están más alejadas, son puramente cazadores, pescadores y recolectores. El Wichí no tiene propiedad privada, no ves cercos ni alambrados.”


¿Cómo están organizados?
PD: Ellos se juntan por comunidades, tres o cuatros familias, en donde lideran los caciques, que es uno o varios y siempre son los mayores. Se los respeta mucho. Tienen bien separados los roles entre hombres y mujeres, el varón caza y cuida mientras la mujer se encarga de todo: desde la leña, el cuidado y la crianza, la cocina, etc. 

MR: Su divinidad es el monte, que tiene sus protectores. La concepción de enfermedad es totalmente distinta a la nuestra, es un error, es espiritual. Ellos tienen una cosmovisión de tres mundos y todos los elementos y seres tienen una protección. Y, para ellos, las enfermedades están relacionadas a hechos que hicieron contra esos seres elementales de la naturaleza: cuando hace algo malo por el monte, cuando no cuida o consume de más por avaricia..

En este contexto tan diferente, ¿cómo se logra un acercamiento, un vínculo?
PD: Es un desafío de aprendizaje fantástico. Lleva tiempo. Cuando uno empieza trae un concepto que hay que desaprender, que es el de caridad o beneficencia. Esto es otra cosa. Y vamos aprendiendo a respetar al que es diferente. Una de las fortalezas del proyecto es el respeto a la diversidad, al menos es la intención porque todavía estamos en deuda, todavía estamos entendiendo.

MR: No es que uno esto lo aprende en un lugar lejano y complejo, o que uno aprende cosas que solo aplica allá, la diversidad cultural existe en nuestra ciudad, en nuestro Hospital, por eso es una oportunidad de aprendizaje para los profesionales que se están formando: residentes, estudiantes de todas las carreras y profesionales de distintas disciplinas, ya que cada comitiva está formada así. Nos traemos un aprendizaje para el día a día en nuestro trabajo acá, no queda allá.

“El Hospital y el Instituto nos contienen, nos protegen y nos dan un respaldo bárbaro. También nos plantean el desafío de ser referentes en multiculturalidad, en atender con respecto a las diversidades.”


¿Qué importancia tiene la continuidad y la presencia que destacan?
MR: El estar es lo que nos ha creado la confianza en un entorno complicado. Todo es complicado allá: la comunicación, no hay agua, todas las enfermedades endémicas que te podés imaginar, la mortalidad materno-infantil es la más alta del país. Fuimos ahí por los números, son los más duros del país, es la realidad. 

“De febrero a diciembre van delegaciones que realizan un curso previaje y luego trabajan allí durante tres semanas. En términos sanitarios, el objetivo es apuntalar al sistema de salud local.”

PD: Estar es una palabra vital, creamos un lazo de confianza, estamos aprendiendo, el hospital trabajó mucho en capacitación con su know how en especialistas de pediatría, tocoginecología, medicina familiar, clínica, diagnóstico por imágenes, entre otros. Y además hacemos rotaciones especiales, en base a las necesidades que nos transmite el director del hospital.

¿Qué necesidades encontraron y qué respuesta proponen?
MR: En función de las necesidades que relevamos surgieron tres líneas: una que tiene que ver con toda la atención de la demanda, en general de los principales problemas de salud de atención. Y además, como la desnutrición infantil y la tuberculosis son los dos problemas más importantes, endémicos, del lugar, durante el año las seguimos, les damos continuidad.

PD: La otra pata es tratar de lograr, nosotros, aprender y que el grupo que trabaja en el hospital se relacione mucho mejor con las comunidades. Y eso es un trabajo que todavía estamos desandando, porque cuesta aprender el idioma, relacionarse. Hay que preguntar mucho, investigar, dejarse impregnar, y dejar esa idea de que nuestra medicina es la única. Es todo un desaprender y volver a aprender, me lo digo a mí que soy viejo. Y vos te das cuenta que hay prejuicios, es complicado. 

“A nosotros todo esto nos ayuda a no emitir juicios de valor, lo fácil sería decir ‘consultaron tarde’, pero no, ellos consultaron en otro modelo de sistema, fueron tratando de encontrar respuestas y luego se acercaron.”


Por último, ¿por qué es valiosa esta experiencia para un profesional que se está formando?
MR: La diversidad cultural existe en nuestra ciudad, en nuestro hospital, por eso es una oportunidad de aprendizaje para los profesionales que se están formando: residentes, estudiantes de todas las carreras y profesionales de distintas disciplinas, ya que cada comitiva está formada así. Es empezar a formarnos para adquirir competencias necesarias para estos contextos multiculturales a los que vamos a estar expuestos, ya sea en Buenos Aires o en Santa Victoria. 

PD: Personalmente este proyecto me llenó de vida, yo me jubilé hace tres años y me dio la oportunidad para poder continuar mi trabajo, yo estoy muy agradecido. Allá tenemos un montón de trabajo pero recibimos mucho más de lo que damos, aprendemos mucho más de lo que podemos aportar. No podemos pensar que estamos completos si te formaste para atender sólo a quienes viven en nuestra mismas condiciones. Si vamos a salir de la burbuja, salgamos.


Otros aspectos destacados

El equipo es una fortaleza. Además de Peter y María, Isabel Bianchi es la coordinadora general, Valentina Fernández es la coordinadora médica en terreno, Constanzai Piola está en la gestión administrativa, Teresita Reboa, trabajadora social. Es un equipo interdisciplinario: “Somos distintas generaciones y todos aprendemos de todos. Cada uno tiene un rol pero nos consultamos permanentemente. Y todo lo hacemos con alegría, es una experiencia muy positiva y de aprendizaje.”

  • Supervisión en terreno. ¿Cómo guiar a quienes viajan por primera vez? “Este rol lo fuimos resolviendo con tutores, que ya viajaron antes y acompañan a las nuevas comitivas. Su saber y experiencia ayudan a los nuevos y le dan continuidad a sus ganas de seguir enganchados con el proyecto, permitiendo que vuelvan en otro rol.”
  • El trabajo en red orientado a lo local. “Nos vamos vinculando con otras organizaciones (muchas tienen presencia en esta zona)  y siempre buscamos que todo pase por el hospitalito, que antes no funcionaba porque se lo salteaban, ahora forma parte protagónica de la salud de Santa Victoria. Otro actor fundamental es el agente sanitario, que cumple un rol vital como nexo entre nosotros y las comunidades, buscando así detectar posibles pacientes enfermos que el sistema de salud capte.”
  • El nombre y el logo. “Elegimos un logo, que es el árbol de algarrobo y el nombre Isthat creíamos que significaba dignidad en wichí, pero en nuestro camino de aprender vimos que si bien no es literalmente así, significa algo relacionado a que todo está bien, así que lo dejamos y ellos lo identifican cuando lo ven.”

 


¿Cómo participar? 


“Hay muchas maneras, obviamente una es sumándose a la comitiva y formando parte del equipo que viaja y hace la experiencia asistencia, pero también nosotros hacemos actividades interculturales desde el área de Extensión Universitaria que dirijo” detalla la Dra. Rezzonico.

“Hicimos un ciclo de cine para seguir conociendo estas culturas y todos los años hacemos la Jornada de Salud e Interculturalidad donde invitamos a antropólogos, sociólogos, con el objetivo primero de aprender nosotros y también de acercar estos temas a la comunidad. 

Conocé más del proyecto ingresando a Facebook desde acá

Si querés comunicarte con el equipo por cualquier duda o consulta, podés hacerlo a compromiso.universitario@hiba.org.ar extension.universitaria@hiba.org.ar

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