Aprender Salud
Lectores escriben: Los miedos
¿Somos rehenes de nuestros miedos o sus gobernantes?, se pregunta Margarita Schultz, quien forma parte de nuestra comunidad.
¿Somos rehenes de nuestros miedos o sus gobernantes?
“Todos tenemos nuestros miedos”, me dijo hace poco un amigo… ¿Acaso existe el temerario total, el que nunca siente miedo? El miedo es un sentimiento que se vive en presente; la causa eficiente del miedo puede estar directamente en el ‘ahora’: un perro al otro lado de la calle, nos muestra los dientes ladrando, tememos ahora un futuro ataque… El miedo también puede originarse en un objeto situado en el pasado; si hemos actuado mal, lo actuado puede tener consecuencias temibles, nos carcome todavía, ahora, desde lo muy hondo, en nuestros pensamientos. El futuro contiene miedos desconocidos.
El miedo provoca acciones variadas a la vez que nos expone como seres vulnerables (‘vulnus’ significa ‘herida’, en latín). Al advertir el miedo, reconocemos poder ser heridos. Trátese de heridas físicas o psíquicas, se las registra como amenazas a nuestra integridad.
Hay una notable cantidad de miedos. Por ejemplo: miedo a la muerte, a morir enfermo, a vivir sin autonomía, a la soledad, a las ofensas del prójimo, a la pobreza, a la pérdida del trabajo, a la pérdida de la lucidez, a fenómenos naturales agresivos (terremotos, inundaciones, incendios…), a fenómenos de la agresión humana (las guerras). Es claro que existe ‘un largo etc.’
El miedo, suele ser hijo de la incertidumbre. Cuando no conocemos el detalle de algo estimado como negativo, que puede sobrevenir, lo habitual es sentir miedo.
Exploremos el concepto: ¿qué contiene el ‘miedo’, de qué está hecho? Según lo entendemos es, ante todo, una cosa mental; la consecuencia al reconocer alguna fragilidad nuestra. Sin embargo, es común que el miedo se manifieste físicamente en el cuerpo, con temblores, variaciones del ritmo cardíaco, respiración irregular, sudoración…
Experimentar ‘miedo’, suele ser efecto de una pérdida de seguridad. Se trata de una sucesión de vivencias asumidas como negativas: miedo, inseguridad, fragilidad, amenaza, miedo nuevamente… enmarcadas en trastornos físicos.
Preguntemos entonces ¿qué valor tiene la seguridad en la economía de la vida? ¿Para qué necesitamos la seguridad? ¡La seguridad es un principio importante! Necesitamos seguridad, por ejemplo, para poder avanzar con esperanza, desarrollar ideas para el futuro, imaginar planes, generar proyectos, también, entre otros, confiar en el alimento que ingerimos … En síntesis, ¡la seguridad incrementa la salud, salud que deriva precisamente de esas y otras acciones posibles análogas!
Es común contraponer el miedo y la valentía... Pero con frecuencia el miedo contrasta, más bien, con la temeridad… El miedo, junto a su socia la prudencia, puede actuar como defensa frente a posibles agresiones, a ciertas amenazas que nos rodean. El miedo puede interpretarse, también, como un mecanismo de defensa inconsciente que inspira reacciones prudentes, para evitar riesgos y daños; puede tener, entonces, una sorprendente ‘utilidad’. Inversamente, ser temerario (imprudente, atrevido), podría interpretarse como ser ciego frente a eventuales vulneraciones…
¿Qué hacer con nuestros miedos?
Reconocer el motivo del miedo, y planear su ‘desarticulación’ puede ser la vía para no ser ‘pasto seco’ de su acción limitante. Pero… ¿cómo desarticularlo? Tal vez al examinar detenidamente qué lo origina, qué contiene… al reflexionar y descubrir sus componentes.
Entre los ejemplos de ‘miedos’, hay algunos singulares. Se refieren a situaciones que no podemos ‘procesar’: no puedo impedir mi muerte futura. ¿Cómo encontrar los componentes útiles para abordar esa situación?
Un camino puede ser observar los ciclos vitales de la Naturaleza; la curva natural del nacer, el desarrollo, el final…
El miedo acostumbra a funcionar como sentimiento monolítico, como situación extrema: llega a bordear lo irracional. Pero, se puede pensar no en el efecto compacto del miedo, sino en los aspectos intermedios, e ir desmontando sus componentes. Descubrir esas situaciones intermedias las hace más ‘manejables’ y eficaces para disminuir la fuerza de la amenaza contenida en el miedo que nos paraliza.
En lugar de ser pasto seco para nuestros miedos, ¿podríamos tratar de ser sus gobernantes?
Margarita Schultz
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Contenidos educativos del Hospital Italiano - Marzo 2025