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Perspectivas

Julio Bocca: “Bailar es mucho más que hacer ejercicio”

Entrevistamos aexponente mayor de la danza argentina. Perspectivas sobre el baile, la música y los nuevos desafíos de la vida.

Por el equipo editorial de Aprender Salud. Nota publicada originalmente en la revista impresa, edición Septiembre 2013.

Julio Bocca conversó con Aprender Salud desde Uruguay, donde reside actualmente. El baile, pero también el desafío de reinventarse, fueron los temas que recorrimos en esta entrevista telefónica.

¿Por qué bailar es más que un ejercicio físico?
-El bailar no es sólo un movimiento. Porque uno se conecta con la música, que nos conmueve, que moviliza todos los sentidos y, finalmente, se expresa con todo, en cuerpo y alma. Además, uno cuando baila es un actor, interpreta un personaje. Y siempre se juega el momento. Eso es lo lindo que tiene el baile, cada vez es diferente, podés ir creando y teniendo sensaciones, transmitiendo cosas especiales cada vez que bailás.

¿Y qué sucede cuando uno baila acompañado?
-Es maravilloso bailar con otro, compartir un idioma, generar armonías. El desafío es que esa relación no sea sólo física sino también de complicidad, de la mirada, de una constante comunicación que construya una confianza mutua. Uno tiene que pasarle esa confianza para que la otra persona sepa que uno va a estar ahí, o viceversa. Es una tarea de conjunto para que, como suele decirse, se vea que la danza se lleva a cabo sin esfuerzo, naturalmente. En el ballet, con  un partenaire al lado, se pueden contar historias como puede ser Romeo y Julieta o La Fierecilla Domada.

Desde la salud se insiste mucho en salir a caminar pero no tanto en el baile...
-Caminar por un lindo lugar es algo agradable, es verdad. Pero el baile tiene la música, que es un agregado extra, te conecta con otras personas, condimentos que inspiran, que son motivadores. Creo que la música es el 50% de lo que uno hace, siempre que uno la sienta, le llegue.

Cuando ves bailar a la gente que no es profesional como vos ¿qué imaginás que les pasa?
-Yo veo disfrute, alegría, la danza también es un gran canal para descargar energías, conectarse con uno mismo, conocerse con su cuerpo. Y cada persona lo encontrará en la salsa, el tango o la electrónica...

¿Qué sucede con el tango, en qué se diferencia de otra música?
-La diferencia la marca la música pero el sentimiento es similar. Uno lo que ha hecho con el tango es intentar llevarlo hacia la danza contemporánea. Si me decís “bailate un tango” ¡olvidate! Me enredo los pies y no sé para donde ir (risas). Pero lo lindo que tiene es esa confianza, la seguridad de llevar a la pareja y dejarse llevar también, que quizás en otros bailes típicos no se da. 

En una milonga ves a las parejas bailando el mismo tema pero cada una le da algo diferente. La persona más madura le da una impronta más segura, apenas con mínimo movimiento sabe a dónde tiene que ir. La gente joven juega más con el descubrir cosas, con la mirada. Pero el tango es una música maravillosa, en especial Piazzolla, que para mí es Buenos Aires, el tango puro contemporáneo.

Reinventarse en el deporte, en la vida... ¿qué significó para vos?
-Dediqué toda mi vida a la danza, desde muy joven y hoy sigo relacionado pero desde otro rol, como director. Y en mi caso fue de mucha ayuda la planificación, ir preparándome para dejar de bailar porque no es nada fácil decir basta y cortar, de un día para el otro. Me quedé muy lleno con todo lo que esta carrera me dio pero, al mismo tiempo, me fui preparando, cerrando etapas.

¿De qué manera?
-Planificando otras actividades como la Fundación, ya que uno va observando que llega a una determinada edad y el cuerpo no tiene la misma seguridad que antes, incluso se acumulan las lastimaduras. Yo tengo siete operaciones de piernas y dos más producto de accidentes en alguna función. Te digo más, las realicé con profesionales del Hospital italiano y estoy muy agradecido de cómo me atendieron. ¡Y de que pude seguir bailando!

De todas maneras, es el cuerpo el que te va dando señales de que hay que cambiar. Y prepararse sirve también para que -cuando uno dice basta-  no se encuentre desesperado y sin saber que hacer. Fui despidiéndome de grandes clásicos que para mí fueron importantes y haciendo la última función de cada uno, en cada país, cerrando de a poco, no es que un día dije “se terminó”. Y cuando llegué al final lo disfruté, por lo menos esa fue mi experiencia.

¿Y después?
-¡Después me tomé un tiempo de descanso! (risas) Pero tras ello sentí la necesidad de volver a estar activo, ¡a los 42 años todavía estaba para hacer cosas! Me conecté nuevamente con la danza, que es mi pasión pero desde otro lugar. Y así surgió esta posibilidad de dirigir el Ballet Nacional del Sodre, en Uruguay.

Trabajar con nuevas generaciones, ¿qué desafíos implicó?
-Fue todo un aprendizaje, implicó adaptarme al rol de dirigir una Compañía de 65 bailarines, mucha gente joven con otra mentalidad, con nuevas formas de conectarse y aprender a través de las nuevas tecnologías, algo que no existía antes. Hoy se tiene más información y tuve que aprender a manejarme con todo eso, poder transmitir lo que uno aprendió sin volver a la frase “en mi época era mejor”, es diferente, se aprende. Incluso enseñar que esto no dura para siempre y y que cuando uno deja de bailar no es que uno no sirve para nada, queda la otra mitad de la vida.

¿Cuál es la importancia de motivarse con nuevos desafíos?
-La gente joven, las ganas que veo en las nuevas generaciones me motiva a continuar, a no extrañar nada de lo que ya pasó y disfrutar mucho lo que estoy haciendo hoy, me divierte. Y además aprendo un montón al estar dentro de una institución prestigiosa como el Sodre.

¿Qué aspectos positivos encontraste?
-Tuve el apoyo de grandes maestros, coreógrafos que me han ayudado en esta nueva etapa y eso es muy valioso. Ayudó mucho, además, la disciplina de trabajo que había aprendido en mi etapa como bailarín, la constancia, los ensayos, esa perseverancia intento transmitirla ahora.

Y eso permitió volver a remontar a la Compañía a través de audiciones, giras nacionales y por el mundo, el acceso del público al ballet, que comenzó a acercarse. Recuperó su lugar de valor en la región y a nivel internacional, hicimos una gira latinoamericana, estuvimos en Omán y el 8 de octubre nos presentaremos en el Teatro Colón.

¿La planificación siempre te sirvió?
-Es la forma de trabajo que considero esencial, en este y en todos los aspectos de la vida. ¿Por qué hay países de “primer mundo”? Es porque consideran el largo plazo y no se quedan sólo con lo que hay que hacer hoy o mañana, de apuro y como se pueda. 
Planificar te organiza y -en el trabajo como en la vida- es un modo muy serio de encarar cualquier desafío. Esto implica un trabajo, no es fácil, pero si sólo nos conformamos con lo que tenemos es difícil mejorar.

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Las fotos de Julio Bocca fueron realizadas por el fotógrafo Leonardo Barizzoni. La del Ballet fue tomada por Santiago Barreiro. Agradecemos especialmente al maestro Raúl Candal y al personal del Teatro del Sodre por hacer posible esta nota.