bid data
Perspectivas

La salud y la sociedad de la información: El futuro llegó ¿Qué promete? ¿Qué cumple?

Revivimos la charla que el prestigioso matemático y epidemiólogo Luis Carlos Silva Ayçaguer dio en el Hospital sobre el fenómeno actual del big data.

Presenciamos la charla que el prestigioso matemático y epidemiólogo Luis Carlos Silva Ayçaguer dio en el Hospital sobre un fenómeno actual: las gigantescas cantidades de datos que produce la sociedad, sus desafíos y consecuencias para el campo de la salud, la vida cotidiana.

Por el equipo editorial de Aprender Salud. Nota publicada originalmente en la revista impresa, edición Marzo 2016.

En el tiempo que a usted le llevó leer esta introducción se generaron aproximadamente 600 videos en You Tube, se produjeron alrededor de 750 mil búsquedas en Google y se enviaron 168 millones de mails. ¿Con cuánta información convivimos hoy? ¿Qué implicancias tiene esto para nuestra vida cotidiana, para la ciencia, para la salud? 

Alrededor de estas y otras preguntas se llevó a cabo la charla de Luis Carlos Silva Ayçaguer, quien gentilmente se prestó para ser entrevistado por la revista y sumar interesantes perspectivas a la comunidad sobre el tema, que compartimos en esta nota. “Uno está acostumbrado a tener control del entorno y de la información, el famoso 'yo sé todo'. Pero lo cierto es que actualmente estamos inmersos en un caos gigantesco. Y allí es mucho más difícil separar lo útil, lo bueno, de lo que no lo es”, comienza.

Internet es caos. Antes se hablaba de las autopistas de la información, de navegar por estos carriles. Y eso luego desapareció como concepto porque -si hay algo que no tiene Internet- son avenidas o calles anchas. “Internet es más bien una telaraña de conexiones sin prioridades de tránsito, donde circula una gigantesca cantidad de información a cada instante”.

Una avalancha de información diaria. “Por ejemplo Facebook produce diez terabytes de información por día, Twitter siete, son cifras gigantescas. Y también generamos información cuando realizamos una búsqueda en Google. Los términos que utilizamos, los clics, todo eso queda registrado”, explica. ¿Cómo colocar en perspectiva esta información? ¿Cómo se procesa? ¿Cómo se digiere e -incluso- cómo se separa, se limpia lo útil de lo que no lo es?

Un fenómeno nuevo, grandes promesas. “Todavía no hay definiciones claras ni consensos sobre esto. Y lo que surgen rápidamente son grandes promesas. Por lo general nosotros le hacemos una reverencia a las tecnologías, las adoptamos y depositamos nuestra confianza en ellas. A veces sin medir consecuencias. ¿Qué promete esto, qué podemos esperar? ”

Hay un gráfico en forma de pirámide (ver ilustración) que describe el pasaje de los datos a la sabiduría. Son escalones que anuncian que esta enorme cantidad de datos que proporciona esta era digital, solamente bien manejados -por así decirlo-, traerán sabiduría.

Image
bid data

El ejemplo del traductor. Es común colocar una frase en el traductor de Google y -aunque no arroje un resultado perfecto- logremos salir del paso en cuestiones cotidianas. ¿Cómo sabe Google lo que yo quise decir para traducirlo? Google no tiene traductores que sepan todos los idiomas... ¿Entonces cómo lo logra?

“Para decirlo de modo simple, analiza el contexto: compara -a un ritmo vertiginoso- enormes cantidades de frases similares ya traducidas y ofrece la que interpreta más cercana a los datos que ingresé. Incluso el traductor mejora con cada traducción, ya que aprende nuevas acepciones, confirma sus predicciones y se hace más eficaz. Hoy Google traduce mejor que ayer y seguirá mejorando. En ese sentido, las promesas se cumplen”, señala Silva Ayçaguer.

La otra cara, experiencias fallidas en el campo de la salud. “A veces los resultados son presentados como más prometedores de lo que realmente son, muestran sólo aciertos y esconden las pruebas fallidas. Pero en el caso de la salud se dio ejemplo resonante cuando Google quiso demostrar que podía predecir casos de gripe basándose en búsquedas de sus usuarios.”

“A veces los resultados son presentados por las grandes empresas como más prometedores de lo que realmente son, muestran sólo aciertos y esconden las pruebas fallidas.”

Google y la gripe. En el año 2007 la conocida empresa junto al CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) plantearon un desafío que se llamó Google Flu Trend. Partió de una idea: cuando la gente tiene gripe, comienza a buscar información relacionada en Google. Combinando esto con los datos reales de casos de gripe registrados en determinado lugar de Estados Unidos (información que aportó el CDC a través de su monitoreo), se podrían prever, anticipar los casos de gripe en esa región.
Continúa...

¿Quién, de dónde y qué busca la gente? “Trabajando sobre estas variables fueron desarrollando un modelo con capacidad de predecir, ajustándolo y perfeccionándolo hasta que dijeron que estaban en condiciones de pronosticar casos futuros, del mismo modo que la computadora Deep Blue le ganó a Kasparov jugando al ajedrez hace algunos años. Hicieron la predicción sobre búsquedas presentes y tuvieron un éxito enorme, una gran correlación entre lo que decía el programa y los datos de la realidad. Sin epidemiólogos, sin teoría, sin médicos, lograron anticiparse una semana a la realidad”, destacó.

Pero ¿qué sucedió en 2009 con el H1N1, la llamada Gripe A? El programa de Google falló y falló enormemente, predijo un 140% más de los casos reales. Y continuó equivocándose, por ejemplo, falló en 100 de 108 semanas desde 2011. 

“¡Gran depresión! ¿Dónde falló? ¿Por qué no pudo anticipar la epidemia? Algunos dicen que esta no fue una epidemia de gripe sino de pánico, lo que se propagó fue el pánico para la población. Y eso fue lo que disparó las búsquedas de la gente en Google, se llenó de 'falsos positivos', de gente sana que buscaba -no por tener síntomas- sino por el fuerte impacto mediático del tema”, concluye.

El conocimiento científico implica mucho trabajo, no sólo grandes datos. Como conclusión desde la revista podemos destacar que estas promesas de la sociedad de la información hoy pueden cumplirse en ciertos aspectos pero no reemplazan el complejo proceso que la ciencia ha llevado a cabo hasta  nuestros días para lograr nuevos conocimientos útiles. 

Y como usuarios de estas tecnologías recordemos que cada búsqueda, cada acción que realizamos, cada foto que compartimos, está siendo registrada, genera datos que se almacenan. Y no flotan inocentemente “en la nube”. 

Sobre Luis Carlos Silva Ayçaguer
Nacido en Uruguay (1951), reside en Cuba desde 1962. Es Doctor en Matemática, investigador titular y profesor del Universidad de Ciencias Médicas de La Habana así como profesor titular de la Escuela Nacional de Salud Pública de Cuba. Ha publicado numerosos artículos científicos y siete libros. Visitó el Hospital Italiano en el mes de diciembre en el marco de las charlas organizadas por la Maestría en Investigación Clínica del Instituto Universitario.

-